150 veces al dia
Bismillah Al Rahman I Rahim.
Estamos todos subidos en un mismo tren, en un mismo vagón, con los mismos pasajeros. No sabemos de que estación venimos, nos hemos despertado acá y no sabemos ni a donde va este tren… y la verdad, tampoco nos interesa demasiado averiguarlo. No sabemos ni si nos subieron o nos subimos nosotros y pareciera que lo único que nos interesa es reconocer el asiento y que gente nos tocó alrededor y tal vez recorrer el vagón por un rato, por aburrimiento.
A esto lo llamamos «mi existencia.»
El tren está compuesto de muchos vagones, – no sé cuantos –, donde viaja mucha gente –tampoco sé cuantos son – no sé de que estación vengo ni a cual me dirijo y repito, no sé si me subí o me subieron.
Miro por la ventanilla y a veces me parece un panorama entretenido y otras veces me aburro. De nuevo estamos aquí. No es distinto de ayer ni de mañana, ni tampoco hacen mucho efecto estas palabras que estoy diciendo. El sueño me consume el cerebro y tengo tanto sueño, tanto sueño…..
Uno de mis errores es creer que el que viaja en este tren es Abdul Rahman o Safia o Yazmín y al creer eso, mi sueño se hace aún más profundo y me digo que sí que estoy dormido y doy hermosas conferencias, dentro del vagón, acerca del sueño humano y le explico a los pasajeros –que considero más idiotas que yo -, que están dormidos.
Todo esto lo hago en sueños y me distraigo: una galletita me saca toda la atención que tengo, que es prácticamente cero; un mosquito que pasa, una flatulencia…y ya me fui, estoy en otro lado, con pedacitos de galletitas.
Sin embargo, dicen Los Que Saben, que me despierto 150 veces por día.
Dicen Los Que Saben, que me despierto 150 veces por día.
Dicen Los Que Saben, que me despierto 150 veces por día.
Como nadie me explicó que es lo que significa estar despierto o dormido, para mí es todo lo mismo. Me estoy preguntado además, de que cosa está hablando este hombre y porqué está empleando este lenguaje soez, si se puede hablar de lo mismo, en forma correcta. 150 veces por día estoy despierto. ¿ Cuál es la diferencia entre despierto y dormido? ¿ Cómo sé si es cierto? ¿ Es una cuestión energética? ¿ Acaso me veo el Cuerpo sutíl?
Dicen los Sufis:
El hombre está en un estado de «Faná Baqá», un estado donde se disuelve y se sustancia, donde muere y renace, en forma simultánea, a una velocidad equiparable a la luz: Faná Baqá, 150 veces por día.
Y esto le ocurre a toda la humanidad, no a los elegidos, no solamente a ustedes, derviches maravillosos, cualificados, no, esto les ocurre a todos.
¿Que es esto de Faná Baqá? ¿Para que sirve, cómo se come?
Si el hombre no estuviera en la situación de Faná Baqá, no tendríamos salvación.
Ahora, vamos a hablar de otras cosas.
Dicen que el paraíso tiene cuatro puertas y el infierno, ocho.
Las del paraíso son:
1.- La Humillación del ego.
2.- El Servicio.
3.- La Fe.
4.- El Amor.
Las ocho puertas del infierno son: La soberbia, la ira, la envidia, la hipocresía, el orgullo espiritual…y faltan tres.
Las tres que faltan, yo no las pude contar, tal vez ustedes puedan, yo no pude. Yo vi la puerta de la hipocresía, vi la puerta de la soberbia, vi la puerta de la mentira, vi la puerta de la ira, vi la puerta del orgullo espiritual. Pero dicen los sabios que son ocho, las puertas, y yo alcancé a contar cinco de ellas. Les dejo el problema.
¿Cómo puede ser que se entre al paraíso por una puerta que se llama humillación? A la humillación, todos le escapamos. Un ejemplo: Si le digo a alguien públicamente que es un idiota, el rey de los idiotas, lo estoy humillando. ¿ Puede esto conducir al paraíso? ¿ Y en definitiva, que es el paraíso?
¿La puerta del Servicio? Esto ya es más entendible.
He leído una frase de un Sheij que decía: «Sirve a todo el mundo y si no encuentras a alguien a quien servir, busca a alguien y sírvelo.»
¿La puerta de la Fe? ¿ Que es la Fe?
¿La puerta del Amor? ¿Qué es el Amor?
Estas cuatro puertas conducen al paraíso.
Servir es estar a disposición de alguien. Servir es poner a otra persona en lugar de uno. Por eso el matrimonio es la mitad de la fe, porque la persona que se casa, pone a su cónyuge delante de él (se supone) y antepone las necesidades de sus hijos a las propias.
Servir es atender al otro, olvidándose de uno mismo, tener percepción de las necesidades del otro y ponerlas delante de las propias; es sacrificar nuestras necesidades por el otro. ¿ Conocen ustedes el servicio, lo han hecho?
Pero la humillación… que tendrá que ver la humillación?
Hay muchas cosas que estamos dispuestos a perdonar, menos que nos humillen, menos aún en forma pública.
Lo que acá estamos discutiendo es una cosa muy seria:
Como llegar en un buen estado, al mayor evento que vamos a enfrentar en nuestra vida.
El objetivo es llegar bien preparados, bien entrenados, bien informados, para que no nos sorprenda lo que va a pasar en ese momento, porque sino el evento es terrible. Tan terrible es, de tal magnitud, que todos nos hemos olvidado ese momento. Nadie guarda memoria del momento de la muerte, nadie sabe que ya se murió, porque ha sido tan tremendo el choque de la muerte, que lo hemos olvidado, ya que no estábamos preparados. No sabemos que ya nos morimos, no una, sino muchas veces y no tenemos el más mínimo recuerdo. Lo hemos olvidado por terror.
El trabajo en Tarika no tiene otro sentido que preparar a la gente para ese evento. El Corán lo dice: «Lo que más teme Mi criatura, es la muerte». Ustedes se creen que es la primera vez que se van a morir y que falta mucho para ello. Dicen Los que Saben, que ya se han muerto muchas veces y que falta poco. Esto que decimos, los puede shokear, o no lo creen, no les importa, está bien…..
Entonces para llegar bien a ese momento, hay que entrenarse antes, hay que saber, hay que comprender, si no, nos volveremos a olvidar. Que significa esto?
Volver a pasar las mismas vicisitudes una y otra vez: despertarse dentro del mismo vagón del mismo tren, con los mismos compañeros de viaje, en la misma estación, sin saber de cual venimos y hacia la que vamos.
Dicen Los que Saben que dentro de ese vagón, el pasajero se despierta 150 veces por día y se da cuenta de la situación y se vuelve a dormir. O sea que se le dan al pasajero 150 oportunidades diarias «para que se avive».
¿Porqué? Porque Allah así lo ha dispuesto, que el ser humano esté en una situación de Faná Baqá permanente. Se disuelve y se crea, se disuelve y se crea y el sufí es el que está en el instante en que eso se produce. Por eso al sufí se lo conoce como «el hijo del instante».
Para esto hay que tener la conciencia alerta, no distraída por una galletita o por un mosquito que sobrevuela, ni por un esposo que nos engaña, ni por un negocio que salió mal o por un amor desairado, ni por nada.
Porque para el caso, un marido que engaña, un amor desairado o un negocio que fracasa es igual a una galletita que nos distrae. Pero para el dormido, en ello se le va su vida si no pudo cubrir el banco o está endeudado, o lo van a despedir del empleo: mosquitos, galletitas. A ustedes les parece que puede tener más importancia que la de una galletita dulce frente al tema que estamos hablando? ¿ A quien le puede importar que Muslim se lleve bien con su esposa? A Muslim, pero a quien más? ¿ A quien le puede importar que Mumina tenga un buen parto? A Mumina y a quienes la quieren, a quien más? ¿ A quien le puede importar que Bashira venga o no al Dergah? ¿ Cuantas Bashiras hubo antes que ella, que vinieron y dejaron de venir?
A la naturaleza, esto no le importa nada si Bashira viene o deja de venir.
Mientras Bashira viene o no viene, sus tripas siguen funcionando más o menos bien o mal, su corazón sigue latiendo, sus procesos digestivos se realizan y sigue respirando, venga o no venga. A la Gran Naturaleza no le importa que Bashira venga o no venga. A la Gran Naturaleza lo que le importa es que Bashira funcione más o menos bien dentro de los plazos que está designada su vida, 40, 60, 70 años. Lo que Bashira haga «COMO IMAGEN», a la Gran Naturaleza no le importa nada. A ustedes les parece que a la Gran Naturaleza le puede importar?
Entonces, la Gran Naturaleza nos humilla, porque le importamos un comino.
¿ Hay algo más humillante que sentir con todo el cuerpo que a nadie le importa nada de uno y menos a la Gran Naturaleza que está hecha como Allah quiso que fuera?
¿ No es humillante que a la Gran Naturaleza no le importe que uno se muera de un cáncer o pisado por un autobús, o que viva 100 años?
La Gran Naturaleza sigue y sigue. ¿ No es acaso humillante eso, no es decepcionante? Si se dan cuenta de esto, no es necesario que nadie nos diga que significado tiene la puerta de la humillación.
Como imágenes, no valemos nada y es lo mismo que estemos, que no estemos. El tren continuará su marcha con nosotros o sin nosotros. De hecho, así lo ha hecho hasta ahora y lo va a seguir haciendo después que nos vayamos. Al maquinista no le importa quienes son los pasajeros de ese tren de la vida, es más, ni siquiera llegamos a conocer al maquinista. ¿ No es eso humillante?
Resulta que en el vagón hay un chico que se está muriendo de cáncer y hay otro que tiene un problema tremendo con su esposa y se le va toda la energía que tiene, hay otro pasajero que tiene un problema en el banco, otro pasajero tiene un problemón con su amante… y el tren continúa su marcha…y a quien le importa?
Si esto se llega a comprender a fondo, como tiene que ser, viene lo que se llama «Dar el Salam» (La tierra de la Paz). El que no conoce la paz es la imagen.
¿ A quién le importa si me dan una galletita dulce? A mí? Y quien soy yo para que me importe? Esa Es la puerta de la humillación: Darse cuenta que esta imagen que tanto queremos, no cuenta. Pero nosotros no somos esa imagen, esa es la cuestión. La que se despierta 150 veces por día no es la imagen. La imagen ha nacido para continuar siempre dormida.
La que se despierta 150 veces por día es el alma, no la imagen que está condenada al sueño eterno. Pero como yo no sé lo que es el alma y creo que soy mi imagen, y aunque el alma se despierte 150 veces por día, yo no sé que es eso….no sé diferenciar mi alma de mi imagen, están juntas: Baqá – Faná.
Sin embargo, por haber nacido ser humano, tengo el derecho de despertarme 150 veces por día, porque Allah lo ha dispuesto y me ha dado ese derecho.
150 veces por día es muchas veces, pero si cada vez que se despiertan dicen «Yo Bashira o yo Abdul Rahman»… por eso este Camino es tan difícil. Este es un Camino para pocos, y no se sientan halagados porque están en una situación muy difícil, porque ya saben demasiado para hacerse los inocentes pero no saben lo suficiente como para salir de este berenjenal que les acabo de plantear. Ya no son inocentes, han escuchado mucho y aunque se hagan los idiotas, saben más de lo que ustedes mismos suponen. Ustedes están en una situación de «fregamiento», están fregados, no se pueden volver atrás, pero tampoco pueden avanzar.
De lo que aquí se trata es: Sigo adelante o me hago mierda. Les repito: Han escuchado mucho, ya han perdido el himen de la inocencia, aunque no les guste, se quieran ir o estén arrepentidos, es demasiado tarde. Me encargué de colocarlos en la peor situación que pueda tener un ser humano…y estoy contento. Por supuesto, pueden irse físicamente, pero es lo mismo que nada.
Les he dado el peor veneno que hay sobre la tierra: el amor. El amor es un veneno que mata dulcemente. Están envenenados de amor, por amor se quedan y por amor se van; por amor me aceptan y por amor me rechazan. Esto es una Tarika. Se le dan a algunos de ustedes, a veces, remedios alternativos del tipo: «vengan una vez por año, o una vez cada diez años», ….y no se pueden ir y si se van, no se van, mientras yo no los suelte.
La puerta de la humillación ya la conocen, se las acabo de explicar. Como imágenes, no cuentan para nada.
Todo sigue funcionando igual, estén ustedes o no, aquí en Tarika y en el mundo. Somos sustituibles, no nos necesitan, aunque creamos que si. No nos necesitan, somos prescindibles.
Si ustedes se dan cuenta de esto, habrán entrado al paraíso por la puerta de la humillación.
Ya no defenderán más algo que es indefendible: La imagen. La puerta del servicio.
¿Ustedes creen que rinden un servicio o esperan que les rindan servicio a ustedes? Ustedes vienen acá para recibir. ¿Qué dan a cambio? Ustedes están en el mundo para recibir. ¿Qué dan a cambio de lo que reciben? Porque si van a comprar ropa, tienen que poner dinero y ustedes vienen acá a recibir conocimiento y no dar nada a cambio.
¿ Díganme, por favor, que sacrifican ustedes a cambio, como pagan, como sirven? ¿ Sirven? La palabra servir tiene dos acepciones, servir como servicio, ser útil o no servir para nada. El que no sirve, no sirve para nada. El que no hace servicio, no sirve. ¿ Se preocupan ustedes por servir a alguien, aquí o en cualquier lado? A la imagen no le gusta servir, a la imagen le gusta que le sirvan, que le pague, no quiere pagar. La puerta de la fe.
Confundimos fe con creencia. Creer no es tener fe. Se puede creer en cualquier cosa. Tener fe es un paso más allá de la creencia. Tener fe genera temor y amor. Si no hay temor, no hay fe. ¿ Tenemos temor? ¿ Si tenemos temor, porqué cometemos actos que están prohibidos? No tenemos fe.
Dice uno de los Pilares de la Fe en el Islam: «Creemos en el Juicio después de la muerte. Ahí el hombre será premiado y castigado».
¿Creemos que hay un juicio? ¿Es acaso un juicio del tipo de los tribunales que conocemos, donde podemos sobornar a jueces y testigos?
¿ Como puede ser que si tuviéramos fe en el juicio, nos comportemos de la manera que lo hacemos? No hay fe. Tampoco, entonces, vamos a poder entrar por esta puerta al paraíso. ¿Tenemos amor, que amor?
Podemos poner la mejilla izquierda, después que nos golpearon en la derecha, como decía Jesús? ¿ Podemos amar a nuestros enemigos? ¿ Podemos decir mientras nos crucifican: Perdónalos Señor, que no saben lo que hacen?
¿Podemos perdonar como hacía el Profeta Muhammad (saws), cuando atentaron contra su vida, envenenándolo?
No, no tenemos fe.
La puerta del amor.
Le tenemos miedo al amor.
Está el Amor de Allah y está el amor humano.
Allah no cesa de amar a sus criaturas ni un solo instante.
Mientras el asesino apuñala a su víctima, el Amor de Allah sostiene al asesino, haciendo que la sangre continúe circulando por sus venas, manteniéndolo vivo y respirando, mientras él mata. El sol calienta al que perjura y al santo, no hace distingo. Las plantas siguen viviendo, mientras las envenenamos. ¿ Tenemos ese amor? Me temo que no.
Si no podemos entrar al paraíso por la puerta de humillación, ni por la puerta de la fe, ni por la puerta del amor, ni por la puerta del servicio, que nos queda?
Allah nos sirve, Allah nos sostiene, Allah nos asiste y 150 veces por día viene Yibril y nos dice «Tú» y nos toca el hombro y 150 veces por día viene el Angel de la Muerte y le dice a Yibril: «Déjame llevar a este hombre o mujer» y Yibril le contesta «No, aún no sabe lo suficiente, démosle una oportunidad más a este dormido».
Pero nosotros no sabemos y sin embargo nuestro padre común Adán ya está perdonado, ha vuelto con su esposa Eva al paraíso y nosotros también estamos perdonados, pero como no lo sabemos, nos debatimos en el sueño, mientras nuestro Señor nos llama. «Vuelve conmigo que te he perdonado». Preferimos instalarnos en las puertas del infierno, en la soberbia, en el orgullo espiritual, en la envidia, en la ira, en la hipocresía, en la mentira….mientras Allah dice : «Vuelve conmigo, te he perdonado». Y estamos todos perdonados y estamos todos condenados.
Y fluctuamos entre el perdón y la condena, 150 veces por día.
Y el Sufí es el hijo del instante, el que se da cuenta.
As Salam Aleikum.
Sohbet pronunciado por el Sheij Abdul Qader Baba Al Halvetti Al Yerrahi en el Dergah de Buenos Aires – Argentina el 24 de Enero de 2004 acorde al 2 de Dul-Jayat de 1424.