Los deditos acusadores

Nosotros los derviches, afirmamos con todo nuestro corazón, con toda nuestra intención, con nuestro cuerpo, que hay un solo Dios, y que Muhammad es el último de los enviados por Allah para educar a los hombres y recordarles su origen; educarlos en el comportamiento que deben tener para ser felices en este mundo y en el otro.
Con estas palabras afirmamos nuestra fe en un único Dios, y en sus atributos y en sus nombres, en su misericordia y en su inmensidad. Lo que les voy a decir esta tarde es sobre los cuatro pasos que se deben seguir en el camino derviche. Les ruego que presten atención, porque esto nos concierne a todos. Porque todos estamos, absolutamente todos, en idéntica situación, sea cual fuere nuestro origen social, racial o nacional. Es una condición humana, que le atañe al ser humano como manifestación y como criatura de su Señor. El ser humano nace y se desarrolla en el tiempo en un estado natural, recibiendo en principio la influencia y la educación de su familia, sea cual fuere ésta: padres naturales, padres adoptivos o aun otros parientes con los cuales se pudiera crear; recibe como herencia, el legado de sus antepasados a través de su sangre, de sus genes, donde está establecido con cierta claridad cuanto tiempo va a durar su vida en esta tierra, que tipo de enfermedades va a tener, cuales van a ser las características de su carácter, lo cual lo van a llevar a actuar de determinada manera y no de otra. Eso junto con la educación que recibe de sus padres, conforma la primerísima etapa de cualquier ser humano sobre la tierra, sea un chino o un salteño; en eso estamos todos igualados y a eso se refería el profeta Muhammad, por lo menos, en esta primera instancia, cuando decía que todos los seres humanos son iguales como los dientes de un peine, refiriéndose a esto y a algunas cuestiones metafísicas también. Pero ahora nos estamos refiriendo al punto de partida, desde donde todos partimos. Desde el punto de vista del Islam, que es la tradición que nosotros pretendemos ahondar en nuestras vidas, nosotros estamos en idénticas condiciones que las tribus de beduinos salvajes de Arabia antes de la llegada del Profeta. Por mas que nosotros tengamos ahora una educación universitaria, en algunos casos, o la educación que fuese, o aun que carezcamos de cualquier educación, aun aquellos que han recibido una educación terciaria y que tienen títulos en los cuales se basan para creer que son diferentes, la condición de salvajismo es la condición natural del ser humano. Salvajismo con respecto al espíritu, o sea que nosotros como seres humanos nacidos de otros seres humanos y habiendo recibido una herencia de sangre y cultural, están respecto al espíritu, respecto al cielo, respecto a nuestro origen en idéntica situación que las tribus que estaban en Arabia antes de la llegada del Profeta. Porque somos hombres caídos, herederos también espirituales de Adán, nuestro padre, -que fue expulsado del paraíso-. Esa es la situación del ser humano en general, sino no seriamos hombres caídos y no necesitaríamos que nadie nos guiara. En esa situación y quiero que presten atención a esto, nosotros estamos en manos de nosotros mismos. ¿Que quiere decir estar en manos de uno mismo? Es lo que, dentro de la terminología sufí o de la terminología del Islam se llama: el ego que susurra el error, el nafs ammara. Ese ego se caracteriza por un gesto, que les pido que pongan atención, ese gesto es esto: -señala con su dedo índice hacia fuera- nosotros no tenemos culpa de nada, la culpa la tiene él, siempre, no yo, la culpa la tiene él; la culpa la tiene el mundo, la culpa la tiene mi señora, la culpa la tiene mi jefe, la culpa la tiene la economía, la culpa la tiene mi papa, la culpa la tiene mi mama, la culpa la tiene mi hermano, yo no tengo culpa. Entonces mi dedo siempre está juzgando y apuntado a todos y me desligo de toda culpa. Esa es la situación del nafs ammara: este dedito, puesto aquí, apuntando a los demás. Ese es el estado de salvajismo que tenemos todos. Nosotros colocamos nuestras desdichas, fuera de nosotros; nosotros no tenemos la culpa absolutamente de nada. Fíjense que esta es la situación normal de cualquier ser humano, desde un aristócrata o un hombre que tiene un premio Nobel por la paz, por ejemplo, o una persona que esta viviendo en una de las llamadas villas miseria o de nosotros, los burgueses, siempre, afuera; nosotros nunca tenemos la culpa. Entonces llega a Arabia, un hombre, el Profeta, -que la paz sea con él- y trae un mensaje. Ese hombre, desde el punto de vista cronológico, está muerto, sé fué, no está. Sin embargo ese hombre, ese Profeta, camina el mundo y algunas personas son visitadas por él. El los llama, y si no son visitadas por él y no son llamadas por el personalmente, les envía emisarios a darles la buena nueva de la revelación que él recibió. Cuáles son los emisarios en esta época? Un amigo, un libro, un conocido. Esos son los emisarios del Profeta Muhammad que viene y nos dice: hay una revelación, hay un libro. A veces el mismo Profeta se presenta en persona y nos llama; entonces algunos de nosotros, como sucedió en aquella época, asistimos a la convocatoria y vamos. Hasta aquí la situación es exactamente igual a la que sucedió hace más de mil años; no hay ninguna diferencia. La diferencia es un cambio de escenario, estamos en Buenos Aires, en la Argentina; no estamos en Meca, ni en Medina. Físicamente tal como nosotros juzgamos todas las cosas del mundo, el Profeta no está delante de nosotros, se murió. Sin embargo el Profeta visita a algunas personas y es un hecho eso y sino les manda emisarios como hizo en la época que se reveló el Islam y vuelvo a repetir los emisarios son un libro encontrado por azar en una librería, un amigo que viene y nos dice, un conocido, una conferencia, lo que sea. Eso son los emisarios del Profeta. Que los está mandando permanentemente y nos encuentra en esta situación: echándole la culpa a todo el mundo de nuestras desgracias, blasfemando permanentemente, en contra de nuestro destino y en contra de todo; nosotros no somos culpables de nada; todo el mundo es culpable, hasta Dios es culpable, nosotros no, señalamos a todo el mundo. Entonces aparece en nuestra vida el Islam- y puede venir acompañado del Islam, el sufismo, o no-, pero nosotros estamos hablando ahora del camino del sufismo y dijimos que el camino del sufismo tiene cuatro pasos, esos cuatro pasos son marcados exactamente cuando se le da mano a alguien. Se le da mano y se le da la bienvenida en nombre de la sharia, en nombre de la tariqa, en nombre de la haquiqua y en nombre de la maarifa. Esos son los cuatro pasos. Cuando se islamiza a alguien; si se dan las condiciones que la persona tiene auténtica necesidad y sinceridad: sinceridad significa que sabe lo que está buscando, que está harto de la situación que está viviendo, no se aguanta mas a si mismo y empieza a vislumbrar que las cosas a lo mejor no son como él piensa, – hombre o mujer -; que a lo mejor no es siempre que el mundo tiene la culpa sino que de el parte alguna culpa también. Cuando la persona ha tocado fondo en algunos casos, o cuando reflexiona profundamente en otros casos, o cuando el Islam le llega como un impacto que lo sacude, entonces se islamiza y si hay como dije buena intención, si hay sinceridad interior, que eso es lo fundamental, sinceridad con quien, con uno, sinceridad con uno mismo, deseos de cambiar, deseos de mejorar, deseos de encontrar otro clima en uno mismo, entonces si todo eso es cierto en uno, este dedito, que está siempre señalando, al poco tiempo que se empieza a andar en el Islam es acompañado por otro dedito, este – y aparece el dedo pulgar apuntado hacia él mismo jugando con el dedo índice de la misma mano apuntando como antes hacia fuera- y entonces la cosa empieza así: A veces me doy cuenta que la culpa la tengo yo, a veces me doy cuenta que la culpa la tienen los demás; ya no es el dedo así solamente, es un vaivén: es el ego arrepentido, es el ego que empieza a verse con sinceridad. Es el ego que empieza a darse cuenta que muchas veces la culpa de las situaciones malas por las que pasamos las hemos generado nosotros, no los demás. Estamos en ese vaivén: que la culpa la tenés vos, que la culpa la tengo yo. Entonces me arrepiento, pido disculpas. Después vuelvo a echarle la culpa a los demás. Es un proceso trabajoso, largo y trabajoso y depende mucho de la sinceridad y en muchas ocasiones en este camino- que es nada menos que el de la sharia, pura y simplemente-, la puerta, el primer paso. A veces, este dedo vuelve a cerrarse y le empezamos a echar la culpa a los demás, otra vez por un rato; pero si el Islam está afianzado en nuestros corazones y si somos sinceros con nosotros mismos, este dedo vuelve a acompañar y nos entramos a arrepentir de las pavadas que hacemos. Es un proceso largo y doloroso y depende de cómo está arraigado este camino en el corazón de las personas y del grado de sinceridad que tengan las personas consigo mismas. Este es primer paso nomás, todavía no empezamos con la tariqa. Eso es lo que produce el Islam. Eso está en todos aquellos musulmanes que toman el Islam como una religión propia y que son sinceros consigo mismos. Empiezan a vivir ese proceso, tarde o temprano con sus altibajos. Es un proceso enormemente doloroso, porque cuando uno apunta hacia el otro, cierra los ojos por un rato, pero cuando uno acompaña con el otro dedo se da cuenta de algunas cosas y revé, hace una revisión, una recapitulación de sus reacciones y eso produce dolor; pero es inevitable, sin dolor no hay camino. Luego viene el camino de la tariqa. En el camino de la tariqa, este dedo- el pulgar-, indica: No, estamos solos. Yo soy el generador de todo. No es que me eche la culpa y me pegue a la noche y me azote, no. Es un proceso natural, donde me doy cuenta que la vida mía, está generada por mi; que yo soy el arquitecto de mi vida y que yo la construyo de acuerdo a lo que tengo. Entonces, cuando yo me doy cuenta que todo parte de mí, ya no puedo hacer así mas: -apuntar con el índice hacia fuera-. Es imposible, es como si este dedo- el índice- hubiese sido amputado. Yo soy el generador de todo; pero sin culpa eh. Estoy hablando de un proceso de culpa. La culpa está cuando estamos en esto, – y balancea los dos dedos índice y pulgar apuntando como lo están hacia dentro y hacia fuera- ahí está: culpa, disculpa, culpa, disculpa, disculpa, culpa. Cuando esto se va-elimina el vaivén de los dos dedos, quedando solo el pulgar apuntando hacia si mismo- no es culpa. Es algo maravilloso cuando uno se da cuenta que no tiene porque enjuiciar a nadie; que todas las cosas las arma uno; que uno se arma sus propios retos y uno se arma sus propios problemas, para aprender. Cuando se sabe que eso está ahí para aprender, empieza el corazón a dulcificarse. Las cosas que se producen son para aprender, no para sufrir ni para echarle la culpa a los demás. Ese es el camino de tariqa. No vamos a hablar de la hakika y de la maarifa, porque estamos nosotros muy lejos de todo eso y seria inútil hablar de algo que no conocemos. Pero estos tres pasos: éste, preislámico, éste islámico y éste de tariqa, hay que pasarlos. Si nosotros estamos dentro del Islam con este dedito, -el índice-, algo malo está pasando en nosotros; algo malo está pasando en nosotros. Paremos un poco y mirémonos con sinceridad; busquemos el consejo en aquellas personas que nos pueden aconsejar, y en este caso es el Sheik. No seamos tan orgullosos de no pedir consejo y reconocer que uno está mal, porque esa soberbia hace que este dedo no se quiera doblegar. Porque puede llegar el caso que nosotros entremos a pensar que el Sheik no nos pueda decir nada y no nos pueda ayudar nada. Entonces este dedo se puede quedar ahí, tieso; este dedo cuando nosotros lo volvemos hacia nosotros nos produce un daño tan grande que nos ponemos peor que antes que cuando estábamos así solamente-con el dedo extendido hacia fuera-. Porque cuando este dedo se vuelve hacia uno y uno no pide consejo; cuando uno se siente mal y es inevitable sentirse mal y uno no pide consejo- preguntar sinceramente: Sheik, a mi me está pasando esto. Que puedo hacer? en que usted me puede ayudar o aconsejar?- este dedo se cierra, se queda para afuera. Se crea un gran resentimiento interior y la persona termina quebrándose, que significa que se detiene en su camino espiritual; eso es quebrarse. Es un proceso muy pragmático, es enormemente práctico. Es una cuestión muy fácil no es tan difícil. El asunto es mirarse, con sinceridad, uno mismo. Nada mas que eso, y creer que existen los 4 pasos, que hay un proceso. Si no creemos que existen los 4 pasos, que no hay proceso y que todo esto es una teoría imposible de llevar a la práctica, para nosotros es imposible. El camino de las tariqas es un camino que tuvo, como fuente, de la casi totalidad de las tariqas, a Ali, el yerno del Profeta, excepto los Naqshbandi que tienen como cabeza como todos sabemos a Abu Bakr. Tanto Abu Bakr, el veraz, como Ali, el emir de los creyentes, fueron 2 figuras importantísimas dentro del Islam y del camino espiritual.
Pregunta:
Respuesta: Es exactamente eso, no sé si es cobardía. No seria cobardía. El ego fabrica una imagen de uno mismo. Usted tiene una imagen de usted, buena, mala, regular, pero la tiene. Cuando la imagen se ve afectada por alguna cuestión de autoridad o de lo que fuera, la imagen se siente inmediatamente atacada y tocada. En el trabajo uno esta siempre con la imagen en riesgo; está en riesgo con la gente que tiene mas poder sobre nosotros y está en riesgo con los compañeros que en algunos casos, en algunas empresas, están deseando que alguien dé un paso en falso para tomar el lugar; o sea que es una lucha de imágenes total. Con la familia uno cree falsamente que ya está todo hecho, que ya está todo asegurado, pero no es así, eso es una creencia falsa, porque, fíjese usted si hay un hombre que es un cordero en el trabajo y es una hiena en la casa, eso resiente a la pareja. El hombre parece que está tranquilo y dice no importa, pero no es así, algo se está quebrando en el corazón de la otra persona. Hay mucha gente así. Yo conozco gente que afuera son poco menos que, primeros actores; hablan, se ríen; llegan a la casa, sacan la careta, la tiran y salen unos dientes por acá y empiezan a tratar a todos de una forma terrible. Cual es el verdadero de los dos: ninguno; los dos son falsos. Tanto la hiena como el simpático, no existen. Es una falsedad pero es muy normal eso y es bueno verlo para que Ud. se dé cuenta que es una de las pruebas legitimas, que no estamos habitados por un solo yo, un solo califa. Tenemos unos cuantos califas. Hay otros que vienen acá, están acá en este momento, sentados; Ud. mismo en este momento es distinto. Cuando estaba en su casa hace un rato o después, cuando vuelva o cuando va al trabajo. Es normal, pero lo interesante seria notarlo, para ver que no hay una unidad dentro de uno, que hay que buscarla. La islamización del carácter que era de lo que estábamos hablando recién, es una enorme ayuda para eso. El Profeta lidió mucho con esos pueblos salvajes, – que somos nosotros -, lidió muchísimo. Es mas, mire, dentro de la tariqa hay una variedad de comportamientos, incluso conmigo; con Tosun Baba hay otra variedad de comportamientos. Cosas que con Tosun Baba no se atreverían y conmigo se atreven. Pero es natural, es normal, ese es el hombre. Como dijo una vez Tosun Baba”: Somos todos cobardes, valientes, drogadictos, borrachos, adúlteros, buenas personas. Acá les damos cosas para entretenerse”. Esa es la condición humana. El hombre no es una unidad, el hombre es una multiplicidad de cosas. El hombre dice una cosa y hace otra y piensa otra. Muchas veces el hombre siente de una manera y procede de otra. El tawhid lleva a la unidad de pensamiento, sentimiento y acto. Esa es la coherencia que tendría que tener un ser humano compacto; tendría que haber aun algo que no fuera siempre lo que nosotros calificamos como bueno. Si una persona es mala tendría que ser compactamente mala, no a veces bueno y a veces malo. Tiene que ser un buen ladrón, un buen asesino. Mientras que por ahí, el asesino se disfraza de una persona buena, de una persona sociable, lo que indica también es que está en un estado de disociación interna bastante grande. Somos una cosa en el trabajo, una cosa en la profesión, tratando con los clientes, etc. Yo soy uno tratando con mis empleados y otro tratando con mis clientes y otro tratando con los inspectores. Sabe cual es el problema del ser humano?, que el ser humano se cree todo eso. Entonces, cuando está realizando un acto de los denominados malos, él es todo el acto malo y cuando está realizando el acto de los denominados buenos, él es todo el acto bueno y entonces nos se acuerda del malo que hizo antes. Esa es una contradicción que hace que el ser humano parezca loco. De repente la semana pasada hizo algo que sus actos de esta semana lo contradicen y la persona, por supuesto, no se da cuenta. No hay una unidad en el ser humano. Los sufíes hablan del ser humano de distintas naturalezas, de distintas formas. Dicen que está en un estado infrahumano; dicen que está en un estado dormido; dicen que está en un estado mecánico; dicen que está en un estado de sonámbulo; dicen que no es un hombre. Por esto, a la mañana firmamos un cheque y a la tarde tachamos la firma; a la mañana prometemos que amamos y a la tarde odiamos a la persona que amamos a la mañana. En algunos casos se llega a un estado de amor odio, extremo: te quiero y te odio a la vez; te quiero pero yo quisiera que vos respondieras a mi cariño como yo quiero que vos respondas; si vos no respondes a mi cariño como yo quiero, te odio. El estado del ser humano es tal, que lo que quiere es ser querido y atendido. La mejor forma de llevarse bien con una persona, es demostrándole cariño y atendiéndolo. Si usted le muestra a una persona indiferencia o que no lo quiere como él pretende, lo convierte en su enemigo. Por ejemplo, acá ella me odia porque yo le echo el humo encima; después si yo a la noche le lavo los platos, ella me quiere. Así estamos todos. Estamos en una condición preislamica, estamos así, y así nos va. Lo más dramático es cuando esto se da en una pareja, en un matrimonio”: A mi me gustan los fideos que hacia mi mamá, – como decía la publicidad de hacia unos años -, entonces vos tenés la culpa, vos no me atendés como yo quiero que vos me atiendas; vos no me das las cosas que yo merezco que me den; todo tiene que ser para mi, vos no existís. Yo existo, todo para mi, para mi. Sos un mal esposo o una mala esposa”. No hay comprensión y las parejas se hacen o se deshacen rápido y si no se deshacen a veces, también es por miedo, a lo que dirán”: Como me voy a separar, que dirán, que dirán la sociedad, y yo que hago solo después; quien prepara el churrasco con las papas fritas, quien me trae la plata”. Muchas parejas, muchas mujeres no se separan del marido porque no quieren separarse del celular, de la 4×4 y de las vacaciones a fin de año. Nosotros estamos viviendo en el mismo mundo que se encontró el Profeta cuando llegó y empezó su predicación. No hay ninguna diferencia, ninguna, absolutamente ninguna. Han cambiado las condiciones geográficas y estamos unos años mas adelante, pero las condiciones intrínsecas son las mismas, o peores. Las propias son las mismas o peores que en la época del Profeta, porque ahora hay mas gente y está todo el mundo globalizado, y la tecnología y la ciencia le han agregado a la ignorancia profunda que tiene el ser humano, un sabor de saber y de discutir. En realidad los beduinos del desierto no discutían tanto filosóficamente como ahora los hombres no?, Pero el Profeta está; viaja por el mundo, visita algunas personas y a otras les manda emisarios. Y como en aquel entonces los emisarios algunas veces son aceptados. Si la persona acepta la convocatoria del Profeta y cuando hace la Shahada –atestiguar que hay un solo Dios y que Muhammad es su Profeta-, es como si lo estuviera haciendo frente al Profeta. A otros no les interesa, la rechazan y se ríen o simplemente se quedan indiferentes. La argumentación es múltiple por supuesto. Es innegable que muchas de las dificultades que tiene este camino para ser comprendido, las hemos creado los propios musulmanes con nuestra falta de comprensión de nuestra propia religión. Pero créanme, el ser humano cuando está en la época preislamica siempre esta señalando a todo el mundo con el dedito. Les recuerdo que esta es una tariqa, les recuerdo que yo soy el Sheik de esta tariqa y les recuerdo que ustedes tienen que consultar cuando tienen problemas, sea quien sea, sin excepción, con el corazón en la mano. El Profeta nos convocó, acá estamos; pero todavía no emprendimos el peregrinaje. todavía no cantamos la canción que se canta cuando se va al Hajj. La cantamos?. ( Se canta). Roguemos al señor con toda nuestra fuerza y la sinceridad de nuestros corazones, que la sinceridad de nuestra intención oculta, sea expuesta ante nuestros ojos internos y veamos cual es nuestra situación. Que seamos valientes, que depongamos la soberbia; que reconozcamos que no sabemos nada y que nos pongamos al servicio del señor; rogando que nos dé la fuerza para seguir y la humildad para reconocer nuestra indigencia. Si no se dan estas condiciones, este camino se hace imposible. Este camino o cualquier otro camino espiritual profundo en dirección a la Kaaba de nuestros corazones.Hoy han faltado algunos derviches, les ruego por favor que les repitan lo que han escuchado hoy, porque es de una importancia absoluta para esto. Háblenles de lo que escucharon y de lo que entendieron de lo que escucharon. Créanme, créanme, todo procede de nosotros.Pero hay una belleza muy grande en eso. No es estar todo el día diciendo mea culpa, mea culpa, mi única culpa. Hay una belleza muy grande. El otro día, el sábado pasado hablábamos del mundo de las pruebas. La tentación no está afuera de nosotros, está adentro de nosotros. La tentación no pertenece al mundo. La tentación está dentro de nuestros corazones. El mundo ofrece mercadería, siempre nos ofrecen, hasta que nos muramos. El asunto es que relación tenemos con esa mercadería: si la compramos o no la compramos, si la deseamos o no lo deseamos. El mundo nos ofrece cosas, todo tipo de mercadería, el mundo es un inmenso supermercado, donde hay de todo, en las góndolas; pero la tentación esta acá: en el corazón, no en las cosas. En el significado que le damos nosotros a las cosas y en el vínculo que establecemos, de acuerdo a la tentación que tengamos dentro de nosotros, esa es la cuestión. Porque si la tentación desaparece, nosotros nos podemos vincular con todo sin que halla un estado de pecado, por llamarlo de esa manera. Hay muchos relatos sufíes que hablan de esa situación. Acá hemos contado varias veces el caso de ese derviche que pescaba y le daba el cuerpo del pescado a los pobres y él se comía la cabeza. Recuerdan ustedes, cuando fueron a ver al Sheik de él y le dijeron dile a fulano de tal que está en un error terrible, que venga a verme, que está muy mal. Entonces ese Sheik que vivía en un palacio, lleno de lujos, rodeado de lujos y de banalidades, le dijo al viajero que le dijera a su derviche que se estaba muriendo de hambre, que estaba en una situación terrible, – lo recuerdan?- y cuando el viajero volvió y le dijo: dice tu Sheik, me da vergüenza decírtelo, pero te lo tengo que decir: estás en una situación terrible espiritual. El derviche que era un pobre pescador que le daba el cuerpo del pescado a los pobres y se comía las cabezas, se puso a llorar y le dijo: el Sheik tiene razón, porque mi corazón se va detrás de cada pescado y maldigo a los que vienen a buscar el pescado y me resiento todos los días de darle ese pescado a los pobres, mientras que mi Sheik,… a mi Sheik no le importa ninguna de sus riquezas. Ese es un ejemplo de lo que acabamos de decir. La tentación está en uno, no en las cosas. Siempre van a haber pescados, pobres y ricos y palacios y lujos y miseria. El asunto es como lo conectamos con todo; que grado de tentación tenemos en cada cosa. Lo que es tentación para uno, para otro no es tentación. A mi la filatelia no me interesa, pero otros serian capaz de matar por conseguir una estampilla rara, matar o robar. A mi me deja sin cuidado, aunque vea la estampilla mas extraña del mundo. Sin embargo, yo por ahí tengo tentación por otra cosa, que a algunos de ustedes los deja indiferentes y así es. Estampillas hay en todos lados y siempre van a haberlas. Fíjense hacia adonde tienen apuntado el dedo, fíjense cuando le pasan cosas que no les gustan, a quien le echan la culpa: a los demás o es que ustedes tienen algo de culpa? A todos nos pasan cosas, algunas nos gustan y otras no nos gustan. Algunas veces recibimos premios por lo que hacemos -que secretamente los deseamos- y a veces cuando no recibimos el premio que secretamente deseamos, nos resentimos. Entonces la pregunta que nos tendríamos que hacer, si somos suficientemente honestos es si hacemos las cosas para recibir premio.
No he escuchado, todavía, a ninguno de ustedes, que venga a plantearme esa situación. Quiere decir o que no la ven o que tienen soberbia y que no me lo quieren decir. Pero lo que es innegable, todos, me incluyo, procedemos, con la secreta esperanza de recibir un premio. Esa es nuestra parte animal. Los animales proceden así. Yo sé que Hassan está pensando “ahora le voy a decir algo”. Hassan, mire, el Profeta Muhammad era un hombre que conocía a fondo el corazón y conocía todas estas cosas de las que estamos hablando a fondo y sabia que el ser humano necesita premios e incentivos. La masa necesita premio e incentivos y nosotros necesitamos premios e incentivos. No estoy ni descalificando ni negando la necesidad de incentivos y premios, pero como nosotros apuntamos un poco mas allá de eso, es necesario dar una vuelta a la tuerca. Este camino, es el camino para aquellos que ven los signos que están en los horizontes y en sus almas y reflexionan acerca de ellos. También este camino es para ver si existen categorías de hombres o categorías espirituales.
Una vez uno de nuestros derviches le pregunto a Tosun Baba, le dijo que él servía la mesa pero por dentro se resentía de servir la mesa, le daba bronca; si eso era hipocresía. Entonces Tosun Baba le dijo que si, que era un grado de hipocresía; pero es bueno verlo y decirlo y eso de decirlo es una manera de reconocer el estado que estamos y tener ganas de cambiar.
Algunos de ustedes se guardan todo y no dicen nada; sin embargo, el Islam es una religión que aconseja pedir consejo a los que mas saben. Dijo el Profeta, que aquel que no pide consejo no es de los nuestros.
Pregunta: (inaudible)
Has tocado un punto muy importante. La relación que se establece con los parientes próximos, especialmente con la esposa o el esposo. Es una relación muy delicada, donde están en juego muchas cosas. Normalmente, el matrimonio es un juego de imágenes muy difícil porque esas imágenes compiten entre sí, por que cada uno de los cónyuges quiere tener siempre razones e imponer su voluntad. La mayoría de las veces, la oposición entre ellos, es la que conduce finalmente a la separación; porque no quieren ceder un paso y siempre quieren tener razón y el equivocado es el otro.
Para vencer eso hay que hacer un esfuerzo muy grande. ¿ Cómo yo, que siempre creí tener razón te voy a pedir un consejo a vos? Si en mi fuero interno considero que vos no me podes dar ningún consejo. Un ejemplo: H e pedido consejo a todo el mundo: al vecino, al amigo, al médico,… menos al cónyuge; porque internamente, secretamente, uno considera al cónyuge incapaz de ayudarlo a uno. Entonces como voy a bajar yo mi cabeza y pedirle consejo. Eso pasa, entre los amigos muy próximos, con los parientes muy próximos, bueno, entre los esposos mucho más. Tenes a Tosun Baba, gracias a Dios, le pedís consejo a el. En la misericordia de Dios, te puso a Tosun Baba. En el caso de los derviches me tienen que pedir consejo a mí, lamentablemente. Esto es un ejercicio también de la humildad.Pero acuérdense del dedo, este dedo tiene una importancia fundamental, este y este. Son los dedos más importantes de la mano: el índice y el pulgar. Con estos dos dedos se sujeta la pluma y se escribe; se agarra y se afirma el tenedor y el cuchillo y se señala: vos tenés la culpa vos, yo no. Es una situación evidentemente infantil, cuando éramos chicos nunca teníamos la culpa de nada; siempre le echábamos la culpa al hermanito si teníamos o a otra persona, nosotros nunca… yo no fui. Hay otra cuestión de la que quisiera hablarles y que forma parte de este conocimiento profundo del ser humano. Es un conocimiento que viene de hace muchos años y se transmite de generación en generación de maestros y de derviches. Nuestro nafs. Es astuto, es muy astuto porque es tan antiguo como el hombre. Entonces lo conoce muy bien. Nació con el hombre y a su vez tiene un asesor que es el rey de la astucia y el padre de la mentira; entonces con ese asesoramiento, mas la antigüedad que tiene el nafs que ha nacido con el hombre, se las conoce todas. Entonces ante esa astucia, en este momento, alguno de ustedes, quiera Dios que no, puede decir, que lo yo estoy diciendo, le toca a los demás pero a él no; “esto es para los demás para mi no; yo no estoy en esa situación.” Ruego a Dios que no sea nuestro caso.Pero recuerde Hassan, que su nafs es tan viejo como el mundo y está asesorado por el rey de los asesores. Ha sido puesto ese asesor por Allah mismo porque ustedes creen falsamente que eso de atacar al hombre por derecha, por izquierda, por delante y por atrás significa lo que se ve en las películas de Hollywood: el diablo tiene que aparecer como algo muy malo, terrorífico, que mete miedo. No, es sumamente simpático el diablo y habla muy bien y está tan pegado a nosotros, que creemos que somos nosotros los que hablamos, nos aconseja permanentemente. Para poderlo detectar -y ruego que pongan atención todos y me estoy hablando para mi mismo también -este es el diablómetro, este es el diablómetro (muestra el dedo índice apuntando hacia fuera); cuando señalamos a los otros es Sheitan que nos está aconsejando en el oidito. Este es el diablómetro, este dedito hermoso acá. Crean que es así y no se sientan exentos de lo que estoy diciendo, ninguno de ustedes, porque también es Sheitan el que les está aconsejando de que los demás si, a mi no. Vuelvo a repetir de nuevo lo mismo: cuando se pasa al otro estado, este es un estado enormemente difícil, se sufre mucho acá. Cuando uno dice la culpa la tiene él pero no la culpa la tengo yo, acá (se señala el corazón), se sufre horrores; especialmente cuando es un ego muy grandote, muy poderoso. Esto le hace perder el sueño al nafs; hasta se puede enfermar. Cuando empieza este jueguito, la culpa la tiene el otro, pero no, puede ser que sea yo, este jueguito hace perder el sueño, pone de mal humor, da bronca, dolor y muchas cosas mas. Pero cuando viene éste,(el dedo pulgar apuntando hacia uno), hay una paz inmensa. Vuelvo a repetir, no se confundan, esto no es me echo la culpa de todo con la significación que nosotros le damos a la palabra culpa; porque sino me convertiría en un masoquista y eso me podría conducir a una grave enfermedad o al suicidio.Muchas de las personalidades paranoicas y psicóticas son producto de esto o de esto, (del dedo)… mal puesto. Muchos suicidas llegan al suicidio por esto pero mal puesto y es una trampa del ego,… enorme. Esto tiene que ser comprensión y cuando llega la comprensión es de una paz absoluta; es el centro, el ojo del ciclón. No es echarme la culpa de todo; es ver con el ojo del corazón que gracias a Dios se puede abrir; que yo soy la fuente generadora de donde sale todo. Entonces, cuando uno se da cuenta que uno es la fuente generadora por la cual sale todo,… es una maravilla,!! Crean que es una maravilla, porque de esa manera, no se puede echar la culpa a nadie de nada; el mundo se ve de otra manera y los conflictos terminan. Aunque uno se vea involucrado en situaciones conflictivas, los conflictos terminan y no es culpa, es generación. Eso es Tariqa. Hakika y Marifa no se los doy hoy. Posiblemente no haya ni manos ni nada, ni dedos ni mano, ni nada.
Pregunta inaudible.
Has estado mas de una vez en esa situación pero has salido, y lo que vos decís es una prueba mas de la disociación que hay en el ser humano. Esos estados que fueron muy evidentes, extremadamente evidentes, como han desaparecido en alguna medida o se han atenuado, vos crees que no pasó nunca nada y no es así. Porque si no existe una firme intención de seguir, puede haber rebrotes de eso. Dios te libre de eso. Creo yo que todos nosotros estamos en esta situación; que Dios permite que sea así; que Dios permita que estemos dándonos cuenta que no siempre tienen la culpa los demás; que muchas veces nosotros generamos los conflictos, eso es Tariqa. El Islam permite estar así. El final de Tariqa es éste; es una bendición. Pero lo que nos tiene que llenar de esperanzas es que este camino ha sido recorrido por otros hombres y otras mujeres; que han pasado por las mismas etapas nuestras, que no son exclusivamente nuestras, que no somos monstruos o ignorantes que estamos en una situación mala, sino que es la condición humana; y que para llegar al estado de salud partiendo de la enfermedad hay que sufrir un tratamiento y los tratamientos a veces producen dolor. Fíjense que toda la medicina esta apuntada a suprimir rápidamente el dolor. Tengo mucho dolor de algo, físico, me infiltro, no quiero dolor. Me duele la cabeza: una aspirina; tengo dolor de estómago: una tableta, lo que sea. Eso físicamente no está mal, pero queremos aplicarlo psicológicamente también y entonces: Lexotanil, hay que calmar los nervios, no aguantamos la contradicción y la fricción interna, que es necesaria para entenderla, no la aguantamos. Lexotanil o cualquier otra cosa. Yo conozco gente que cada vez que tiene un problema interno ya sea de trabajo o de familia, se toma un Lexotanil: hay que huir de las contradicciones rápidamente, no se aguantan. Sin embargo, sin crisis, no hay crecimiento. La crisis es para aprender y cuando se llega a la maravillosa conclusión que la crisis está producida por nosotros mismos para aprender, no para sufrir, bueno, las cosas ya cambian. Porque o tomamos la vida con sus pruebas y sus vicisitudes como una maldición o lo tomamos como un aprendizaje. Si es como una maldición la vamos a pasar mal; si es como un aprendizaje, tenemos que comprender que quiere Dios que aprendamos. El cerebro es el medio mecánico que utiliza el nafs para andar por este mundo.Todo lo que viene de algo que no es del cerebro no puede ser analizado por el cerebro. De manera que uno llega a ese estado súbito, de paz, de claridad acerca de algo; luego el cerebro lo quiere tomar, repetir o analizar y no es así. Recibamos esos instantes como regalos y eso va surtiendo algún efecto luego, en algún otro momento.Pero esas revelaciones no son del cerebro, no son producto de la meditación o de la reflexión del cerebro, porque el cerebro es nada mas que una maquina, es simplemente una maquina de una maravillosa complejidad; es una creación del Señor, pero nada mas que eso. Baba dijo que tenemos dos clases de cerebro: un cerebro que se utiliza exclusivamente para las cosas de la vida externa y otro algo mas profundo que se abre a otra realidad. Ese algo mas profundo que se abre a otra realidad, dicen los hombres que saben, está la mitad en esta tierra y la otra mitad en el cielo, o sea que no pertenecen enteramente a esta tierra. Ese es el cerebro o llamado o la función del cerebro a la cual se refería Tosun Baba y a la reflexión que se refería el Profeta. Porque el Corán, muchas veces habla de los hombres que reflexionan; abre una posibilidad de recibir algo que no es de este mundo. Como decía Alí, que la paz sea con él,” ahí en el paraíso hay un árbol cuyas raíces están en el Malakut y su copa en la tierra, en el mundo”. El otro, el cerebro que empleamos para todas nuestras cosas, no está preparado para ese tipo de reflexión. Ese tipo de reflexión es la que hizo Abraham cuando reflexionó acerca de Dios hasta llegar a la conclusión de que hay un solo Dios, que no era ni las estrellas ni la luna ni el sol ni ningún rey sobre la tierra. Es al cerebro al cual apeló Moisés en su enfrentamiento con Faraón, cuando Faraón le preguntó por segunda vez que era Dios, y él dijo que era el Señor de Oriente y el Occidente, para los hombres que reflexionan o que meditan. No es el cerebro que saca cuentas y que saca conclusiones. Ese cerebro que saca cuentas y que saca conclusiones está al servicio del nafs y sirve para eso.
Tener la sensación que existe algún mensaje oculto detrás de las cosas que nos pasan, es muy bueno; aunque todavía no sepamos que se trata, pero ya estamos en un camino.
Tosun Baba una vez dijo, refiriéndose a Sr.XX :es un hombre muy metafísico y él habla a veces de cosas muy elevadas y difíciles de entender. Yo soy más practico y hablo de cosas comunes, prácticas. Pero ante una cosa como ésta, yo le voy a decir que eso que usted vivió es un mensaje que usted misma se dio. Vivir en ese estado permanente, es vivir en un estado de maravillas, y este es el estado éste, donde todo viene de mi. Yo me enseño, es un estado de maravillas.En una oportunidad, cuando el Profeta estaba recibiendo, a él se le reveló un sentido secreto y se lo comunicó al hombre que estaba su lado., Y cuando le preguntaron a ese hombre, que es lo que le había dicho el Profeta, y él dijo, no les puedo decir eso porque sino ustedes me tirarían piedras, si yo les llegara a decir que es lo que les dijo el Profeta. Hay cosas que no se pueden decir, por ahora. Estamos así, casi siempre y de a ratitos así, pero con una diferencia, ya no estamos tan tranquilos cuando estamos así, cuando señalamos a los demás. Algo dentro de nosotros nos dice: ojo no es así, ojo, ojo!!, Hay una vocecita interna, ya instalada en uno, no, no, ojo, no es así, no, no. Entonces antes estábamos así y no nos dábamos cuenta. La pregunta seria que quiere enseñarme Dios con esto, que me quiere enseñar, que debo aprender con esto: mas humildad, mas paciencia, menos ira, mas comprensión. La impaciencia, la soberbia, son dos enemigos muy grandes en este camino, muy grandes. Sentir que a uno no le dan lo que uno espera que le den, que uno no recibe lo que tendría que recibir según las cuentas que uno hace, es muy malo. Uno está recibiendo lo que tiene que recibir, en el momento que lo tiene que recibir. Cuando uno llega a esa conclusión definitiva, se crea en uno una sensación de humildad y de paciencia.

Assalam aleykum

Sohbet pronunciado por Abdul Qader Baba con fecha 1 de Agosto de 2003.